martes, 13 de diciembre de 2011

Relato Breve "La Fuga".


Las cuatro jóvenes se dirigían a hurtadillas hacia la clase “19”, aquella que tenía un gran ventanal y que María había dejado disimuladamente un poco abierto.

Todas habían sido criadas para lo mismo, para ser las acompañantes ideales de los hombres de la alta burguesía. Sus familias tenían la esperanza de que así podrían tener un buen futuro, incluso de rebote ellos también, y aunque era muy costoso esperaban sacar beneficio cuando ellas estuviesen en edad de casarse, además las medidas de protección del internado eran muy estrictas y aseguraban que todas ellas llegarán a ese momento totalmente puras.

Pero ellas se negaban en redondo a que su vida fuese programada de esa forma, querían vivir libres y eran las únicas entre las más de 100 alumnas, el lavado de cerebro al que eran sometidas constantemente era muy efectivo.

Saltaron por el amplio ventanal hacia el exterior y en el mismo momento en que cada una de ellas ponía sus pies en el suelo corría desesperadamente hacia su preciada libertad.

Inés presa de la fatiga no pudo seguir el ritmo que llevaban sus compañeras y se dejo atrapar por los vigilantes que ya iban en pos de las chicas. Fue un gesto noble, una vocecita en su cabeza le susurró “cede tu libertad a cambio de que tus amigas tengan una oportunidad”.

Ninguna de las beneficiarias del gran gesto de amistad que acaba de realizar Inés se dio cuenta del mismo, estaban demasiado ocupadas intentando vencer al cansancio que poco a poco las iba invadiendo. Delante de ellas apareció Luis, el sucio conserje, en posición de atacar a la que intentara franquear la puerta que el custodiaba. Se miraron y con solo este gesto supieron que debían hacer, lanzarse las tres a la vez hacia la puerta y el “judío” solo podría atrapar a una de ellas.

Así fue y la pobre Paula se quedo pataleando mientras Luis la agarraba con fuerza aguantando sus envestidas desesperadas por escapar de él.

Lo consiguieron, aunque fuese ellas dos solas, estaban fuera de los muros de aquella cárcel de libros y educación femenina, pasaron por el paso subterráneo que comunicaba el recinto escolar con el centro de la ciudad, en el nunca había vigilancia pero debían ser prudentes.

Ya fuera en pleno bullicio de la gran urbe. Respiraban excitadas. Hacía tiempo que no estaban en  lugar como ese, incluso María no recordaba haber estado nunca en un sitio tan abierto se había pasado la vida encerrada entre muros del internado o de su casa.

Voy a volver, tengo mucho miedo-. Con estas simples palabras se despidió y tomaba otra vez el camino que habían recorrido pero en sentido contrario.

Silvia quería haberla detenido, haberla gritado, chillado o intentado convencer, pero sabia que María eran tan obstinada que si había tomado la determinación de volver y de una vez conseguido ese objetivo por el que lucho dejarlo a un lado, no podría hacer nada.

Así se quedo sola, estaba asustada, sin saber que hacer ,ni a donde ir, .Emitió un tímido suspiro y comprendió en ese instante que eso que estaba sintiendo por primera vez era la libertad y rompió a llorar.

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