La oscuridad a su alrededor empezaba a envolverle poco a
poco, apoyado en un viejo roble con la cabeza agachada intentaba recuperar el
aliento. Llevaba muchas horas huyendo por aquel frondoso bosque y un cansancio
extremo empezaba a apoderarse de él.
Miró al cielo crepuscular, la noche no tardaría en llegar y
un dilema le rondaba la cabeza. Parar a descansar o continuar con su huida
durante la noche. Nunca había sido un hombre demasiado fuerte ni resistente con
lo que la idea de no detenerse se le antojo imposible, pero si intentaría
demorar ese momento todo lo posible.
Reanudo la marcha. Ya no corría furiosamente como lo hiciera
en las primeras horas pero sus pasos se sucedían a un ritmo bastante fuerte.
Caminaba en la medida de lo posible en línea recta, hacia el norte, donde
suponía que se encontraba la ciudad y con ella su posible salvación en aquel
bosque sus posibilidades de sobrevivir eran prácticamente nulas.
Después de otra hora más de caminar incesantemente. La
claridad se había ido por completo y las pocas estrellas del firmamento no eran
suficientes para poder continuar. Era el momento de parar a descansar. Dirigió
su mirada atrás hacia el camino recorrido y creyó distinguir una pequeña luz
anaranjada a unos kilómetros, esta desapareció a los pocos segundos. Es el
pensó.
Se cobijo en una pequeña cueva que se encontró a la
izquierda del imaginario camino que seguía. Dentro se sintió protegido del
intenso viento que soplaba fuera y que había comenzado a alzarse con la caída
de la noche. Se tumbó sobre unas ramas secas que el viento había arrastrado
hacia el interior de la cueva. Durante todo el día su cabeza había estado
ocupada pensando en la forma de huir y ahora que la oscuridad y el cansancio le
impedían hacerlo, el miedo surgía desde lo más adentro de su ser y le cortaba
el aliento. Temía porque su perseguidor no descansara y le diese caza pero
temía sobre todo por su vida. Intento respirar sosegadamente y parar el ataque
de pánico que en aquellos momentos estaba pasando. Empezó a pensar en Sally, su
Sally y la visión de sus pequeños ojos verdes mirándole fijantemente con deseo,
sentada al lado de su hermano, con un fino traje de encaje blanco que realzaba
aquella fina figura. Recordó su voz suave y dulce que cada vez que se dirigía a
él conseguía que el corazón le latiera con muchas fuerza. Con aquellas partes
de su pasado pasando por su mente consiguió vencer la ansiedad y tranquilizarse,
saldría de esta se prometió. El sueño le cogió en sus brazos por una última
vez.
Se despertó al alba y lo primero que sintió fue humedad, una
humedad que le calaba hasta los huesos, cada movimiento provocaba un dolor frio
en su interior. Fuera de la angosta cueva que le había servido de refugio
durante la noche, llovía intensamente. Con sólo dar unos pocos pasos, el traje
negro de chaqueta con corbata azul a rayas ya estaba empapado. Sobre el cielo
una columna de humo gris surgía desde un lugar hacia el sur de donde se
encontraba. Era su perseguidor no había duda, no le importaba que el fuego
delatase que estaba ahí al acecho incluso seguro que deseaba que su presa le
sintiera ahí cerca muy cerca.
Brian comenzó el tortuoso camino hacia la ciudad, se le hacía
complicado avanzar la lluvia había convertido en barro la tierra que pisaba y sus
mocasines negros se hundían en el, además el camino ya no era llano comenzaba a
ascender una alta colina. Avanzaba lo más rápido que las difíciles circunstancias
le permitían. Ahora sentía la presencia del cazador a poca distancia. Al
principio pensó que su mente le estaba jugando una mala pasada que no esta tan
cerca como le sentía, pero varios sonidos entre la lluvia de pisada y hojas
caer le convencieron de que estaba ahí y le atraparía.
Mientras ascendía empezó a recordar el día que conoció a
Sally. Estaba allí junto a John con su pelo caoba cayéndole sobre el negro
vestido de seda. John pronuncio su nombre y ella con un gesto tímido se acerco
a él y con sus finos labios rosados le dio dos húmedos besos sobre sus mejillas,
supo en ese instante que tenía que ser suya. Pasaron la tarde los tres en la
casa familiar, su hermano preguntándole y queriendo saber todo lo que había sucedido
durante ese año que no se habían visto, ella callada con las piernas cruzadas
escuchando con atención y el estudiando cada gesto de la que en su interior ya
era su Sally.
Llego a la cima de la colina, desde ahí arriba se observaba la
silueta lejana de la ciudad, una inmensa felicidad le recorrió por dentro. Debía
tener un aspecto terrible, empapado con los pantalones llenos de barro hasta
casi las rodillas, estaba cansado, tenía miedo y sentía un hambre terrible pero
durante un momento aquello no le importo. Estaba cerca de poder dejar atrás el
bosque y salvar su vida .Camino con aquella sensación dentro hasta el otro
extremo de la colina. La bajada se hacía casi vertical y con enormes piedras
por todas partes .Mientras estaba pensado la forma en que afrontaría el
descenso, un estruendo seco sonó a su espalda y al instante un fuerte dolor le invadió
la pierna derecha. Empezó a dejar de sentirla, perdió el equilibrio y cayó
hacia el precipicio que tenía delante. Un disparo en la pierna, una caída de
cinco metros y un fuerte golpe en la cabeza no fueron suficientes para acabar
con él, pero si para que perdiera el conocimiento.
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