viernes, 16 de marzo de 2012

Un psicopata en el bosque. Parte 2/2


Brian llego sobre las cuatro de la tarde a la casa de su hermano. Había salido a las tres de la tarde despacho de abogados y decidió hacerle una visita. La casa de tres pisos se alzaba imponente y solitaria rodeada de campos de trigo, su visión produjo en Brian una gran nostalgia, se recordó a si mismo jugando entre los trigales con John mientras sus padres les observaban desde el porche sentados en una mecedora.

Le abrió la puerta Sally, terriblemente bella ataviada con un camisón blanco de tirantes y con el pelo suelto cayéndole sobre los hombros .Le índico que su hermano todavía no había llegado y le invito a pasar y esperarle tomando un café, Brian acepto. Durante un rato estuvieron charlando sentados en el viejo sofá desgastado uno al lado del otro. No podía dejar de fijarse en sus pequeños pechos que se marcaban a través del camisón, durante bastante tiempo estuvo intentado contener la tentación de besarla, no lo consiguió. Sally se aparto le rechazo y le dijo que se fuera de allí. Brian monto en cólera, si lo estas desando tanto como yo, siempre me has querido a mi gritaba. Ante aquel ataque de furia Sally se levanto para marcharse pero sintió que la cogía de la muñeca, de pronto una fuerte bofetada impacto en su cara, su indignación dio paso a un terrible miedo. Más golpes golpearon su cara y empezó a notar el sabor a sangre en su boca.

La llevo arrastrando del pelo hasta la segunda habitación la que un día fuera suya, por el camino ella gritaba pataleaba pero él no hacía caso. Una vez allí, la arranco el blanco camisón de un fuerte tirón y vio por fin aquel cuerpo que durante tanto años había deseado ver y ahora era suyo, como el siempre había predicho que seria. Ella lloraba, a Brian que lo hiciera le ponía aun más nervios y seguía pegándola, quería hacerla callar. La tiró sobre la cama boca abajo bajo su pantalón y empezó a violarla .Ella se resistía pero él era mucho más grande y fuerte que ella y todo intento era inútil. Cansado de escuchar sus gritos empujo su cara contra los cojines con mucha fuerza así por fin consiguió dejar de oír sus quejas.

Cuando sus deseos de poseerla estuvieron satisfechos ya era tarde para la pobre Sally ya no respiraba. Brian la puso boca arriba y la miro. Aun con la cara de un azul pálido, una muesca de dolor en su boca y la sangre que le brotaba de la nariz y la boca, la encontraba tremendamente bella .Se subió los pantalones, la dio un beso en los labios y se dispuso a marcharse.

Cuando iba salió por la puerta se encontró de frente con John, que lo saludó normalmente, el respondió de la misma manera. Su hermano le dijo que iba a saludar a Sally y que ahora estaría con él. Fue el momento que Brian aprovecho para escapar de allí.

Una vez fuera de la casa, se dirigió rápidamente al coche. Busco furiosamente las llaves de su viejo Cadillac en los bolsillos no estaban. No podía volver a casa a buscarlas, miró alrededor y la única alternativa que vio fue correr hacia el bosque ahí quizás tuviera una oportunidad o quizás John no le persiguiera.

Nada más introducirse en el bosque, cuando los primeros sauces y robles le cubrían, escucho un grito salvaje. Supo que iría en su busca y empezó a correr salvajemente.

Cuando recupero el conocimiento sentía un dolor intenso en la parte izquierda de su cabeza, estaba mojado y sentía la lluvia caer con fuerza sobre su rostro. Al abrir los ojos vio a su hermano ataviado con su ropa de caza, le estaba mirando con odio, nunca le había mirado así. Intento incorporarse pero su cuerpo no respondía, no sabía si debido al disparo en su pierna o a las escasas fuerzas de las que disponía en esos momentos. John se acerco a él y saco de su mochila y se la ofreció.

Bebe-. Dijo con tono tranquilo, un tono que a Brian le asusto de una forma que ningún grito o amenaza lo hubiera hecho.

Estaba sediento, casi termino con la botella en un solo trago.

¿Por qué John? ¿Por qué estoy vivo todavía? ¿Por no has acabado conmigo? –Desde que había recuperado la consciencia, estas dudas no paraba de dar danzar por su mente-. ¿Acaso me perdonas la vida después de lo que hecho?

No te engañes hermano-. Contesto con el mismo tono tranquilo, mientras caminaba en pequeños círculos -. Lo que has hecho se merece la muerte y la tendrás, pero padre me enseño que hasta la más miserable de las criaturas merecía una muerte digna y por la espalda o mientras estabas inconsciente no lo hubiese sido. Además deseo mirarte a los ojos  mientras lo hago.

En ese momento Brian comprendo que era el final, su vida acabaría allí mismo en aquel bosque .Pese a todo no había ni una lagrima en sus ojos. Incluso una media sonrisa se apareció en su rostro al comprenderlo todo, si lo hubiese hecho antes no habría  huido se habría  quitado el mismo la vida para que su hermano no tuviera que hacerlo. Si el moriría, pero merecía la pena morir por un motivo así. Su objetivo vital desde que la conoció había sido poseerla y lo consiguió, ya no había nada que el atase a este mundo.

John saco un viejo revolver de uno de los compartimentos de su amplia chaquete, Brian lo reconoció al instante, era el mismo con el que había visto matar a su padre a Maní por morder a la gorda de Tía Frida arrancándole dos dedos de su mano izquierda. Irónico pensó, la vida convirtió a su hermano en la viva imagen de su padre y a él, a él a un simple Pastor Belga al que van a sacrificar.

El arma apunto a la cabeza de Brian, la mano de su hermano temblaba y las lágrimas caían por sus rosadas mejillas. Ambos pensaban lo mismo cuando llego el momento final, en los ojos verdes de Sally, su Sally.


martes, 13 de marzo de 2012

Un psicopata en el bosque Parte I/2


La oscuridad a su alrededor empezaba a envolverle poco a poco, apoyado en un viejo roble con la cabeza agachada intentaba recuperar el aliento. Llevaba muchas horas huyendo por aquel frondoso bosque y un cansancio extremo empezaba a apoderarse de él.

Miró al cielo crepuscular, la noche no tardaría en llegar y un dilema le rondaba la cabeza. Parar a descansar o continuar con su huida durante la noche. Nunca había sido un hombre demasiado fuerte ni resistente con lo que la idea de no detenerse se le antojo imposible, pero si intentaría demorar ese momento todo lo posible.

Reanudo la marcha. Ya no corría furiosamente como lo hiciera en las primeras horas pero sus pasos se sucedían a un ritmo bastante fuerte. Caminaba en la medida de lo posible en línea recta, hacia el norte, donde suponía que se encontraba la ciudad y con ella su posible salvación en aquel bosque sus posibilidades de sobrevivir eran prácticamente nulas.

Después de otra hora más de caminar incesantemente. La claridad se había ido por completo y las pocas estrellas del firmamento no eran suficientes para poder continuar. Era el momento de parar a descansar. Dirigió su mirada atrás hacia el camino recorrido y creyó distinguir una pequeña luz anaranjada a unos kilómetros, esta desapareció a los pocos segundos. Es el pensó.

Se cobijo en una pequeña cueva que se encontró a la izquierda del imaginario camino que seguía. Dentro se sintió protegido del intenso viento que soplaba fuera y que había comenzado a alzarse con la caída de la noche. Se tumbó sobre unas ramas secas que el viento había arrastrado hacia el interior de la cueva. Durante todo el día su cabeza había estado ocupada pensando en la forma de huir y ahora que la oscuridad y el cansancio le impedían hacerlo, el miedo surgía desde lo más adentro de su ser y le cortaba el aliento. Temía porque su perseguidor no descansara y le diese caza pero temía sobre todo por su vida. Intento respirar sosegadamente y parar el ataque de pánico que en aquellos momentos estaba pasando. Empezó a pensar en Sally, su Sally y la visión de sus pequeños ojos verdes mirándole fijantemente con deseo, sentada al lado de su hermano, con un fino traje de encaje blanco que realzaba aquella fina figura. Recordó su voz suave y dulce que cada vez que se dirigía a él conseguía que el corazón le latiera con muchas fuerza. Con aquellas partes de su pasado pasando por su mente consiguió vencer la ansiedad y tranquilizarse, saldría de esta se prometió. El sueño le cogió en sus brazos por una última vez.

Se despertó al alba y lo primero que sintió fue humedad, una humedad que le calaba hasta los huesos, cada movimiento provocaba un dolor frio en su interior. Fuera de la angosta cueva que le había servido de refugio durante la noche, llovía intensamente. Con sólo dar unos pocos pasos, el traje negro de chaqueta con corbata azul a rayas ya estaba empapado. Sobre el cielo una columna de humo gris surgía desde un lugar hacia el sur de donde se encontraba. Era su perseguidor no había duda, no le importaba que el fuego delatase que estaba ahí al acecho incluso seguro que deseaba que su presa le sintiera ahí cerca muy cerca.

Brian comenzó el tortuoso camino hacia la ciudad, se le hacía complicado avanzar la lluvia había convertido en barro la tierra que pisaba y sus mocasines negros se hundían en el, además el camino ya no era llano comenzaba a ascender una alta colina. Avanzaba lo más rápido que las difíciles circunstancias le permitían. Ahora sentía la presencia del cazador a poca distancia. Al principio pensó que su mente le estaba jugando una mala pasada que no esta tan cerca como le sentía, pero varios sonidos entre la lluvia de pisada y hojas caer le convencieron de que estaba ahí y le atraparía.

Mientras ascendía empezó a recordar el día que conoció a Sally. Estaba allí junto a John con su pelo caoba cayéndole sobre el negro vestido de seda. John pronuncio su nombre y ella con un gesto tímido se acerco a él y con sus finos labios rosados le dio dos húmedos besos sobre sus mejillas, supo en ese instante que tenía que ser suya. Pasaron la tarde los tres en la casa familiar, su hermano preguntándole y queriendo saber todo lo que había sucedido durante ese año que no se habían visto, ella callada con las piernas cruzadas escuchando con atención y el estudiando cada gesto de la que en su interior ya era su Sally.

Llego a la cima de la colina, desde ahí arriba se observaba la silueta lejana de la ciudad, una inmensa felicidad le recorrió por dentro. Debía tener un aspecto terrible, empapado con los pantalones llenos de barro hasta casi las rodillas, estaba cansado, tenía miedo y sentía un hambre terrible pero durante un momento aquello no le importo. Estaba cerca de poder dejar atrás el bosque y salvar su vida .Camino con aquella sensación dentro hasta el otro extremo de la colina. La bajada se hacía casi vertical y con enormes piedras por todas partes .Mientras estaba pensado la forma en que afrontaría el descenso, un estruendo seco sonó a su espalda y al instante un fuerte dolor le invadió la pierna derecha. Empezó a dejar de sentirla, perdió el equilibrio y cayó hacia el precipicio que tenía delante. Un disparo en la pierna, una caída de cinco metros y un fuerte golpe en la cabeza no fueron suficientes para acabar con él, pero si para que perdiera el conocimiento.